Resumen:
Objetivo los traumatismos del tobillo y/o pie constituyen el 5% del total de las urgencias hospitalarias y aproximadamente el 50-60% de las urgencias traumatológicas. Partiendo de este hecho, en 1992 un grupo de autores canadienses diseñó una escala clínica para la evaluación juiciosa de dichas lesiones y, en particular, para determinar la indicación del estudio radiológico. Las reglas se denominan reglas del tobillo de Ottawa (Ottawa Ankle Rules) y se basan fundamentalmente en una exploración física dirigida. Nuestro estudio se basa en la puesta en marcha de estas reglas en nuestras urgencias de traumatología.
Material y método: estudio prospectivo de 100 casos de pie o tobillo lesionado atendidos en urgencias. Previo consentimiento verbal del paciente, e independientemente del resultado de la escala, se practicó radiografía a todos los pacientes.
Resultados: sólo el 9% de los pacientes presentó fractura en el estudio radiológico, pero lo más importante es que, si hubiésemos aplicado los criterios de Ottawa, habríamos diagnosticado todas las fracturas y se habrían reducido hasta en un 80% las radiografías realizadas, con lo que ello supondría en cuanto a reducción de tiempo de espera, exposición radiológica y gasto sanitario.
Discusión y conclusiones: aunque casi el 100% de los pacientes que acuden a los servicios de urgencia traumatológicos tras una simple torcedura del pie o tobillo acaban pasando por el servicio de radiodiagnóstico, menos del 15% presenta fracturas con relevancia clínica. Los primeros estudios aplicando las reglas de Ottawa hablan de un 30-40% de reducción de radiografías. En nuestro centro se habría llegado hasta casi un 80%. Esto no hace sino constatar la importancia de la exploración física dirigida, complementada por la radiografía simple. Por tanto, consideramos la Escala de Ottawa una guía clínica útil y sencilla que debería ser tenida en cuenta en los servicios de urgencia de traumatología de nuestro país.
Abstract:
Aim and background: ankle and/or foot traumatisms represent some 5% of the overall hospitalary emergency cases, and some 50-60% of all traumatologic emergencies. Based on these data, a group of Canadian authors designed, back in 1992, a clinical scale for the assessment of those lesions, and particularly for the assessment of the indication of X-ray study. Those rules are currently termed “Ottawa Ankle Rules”, and are fundamentally based upon a directed clinico-physiological exploration. Our study regards the local implementation of those rules in our Traumatology Emergency department.
Material and methods: we have prospectively studied 100 cases of emergency-attended damaged ankle cases. After previous written informed consent of the patient, and regardless of the scale results, a radiographical study was carried out in all cases.
Results: only 9% of the patients evidenced fractures in the radiological studies, yet even more important is the fact that, had we applied the Ottawa criteria, all fractures would have been diagnosed and the X-ray studies performed would have been reduced by up to 80%, with the ensuing reduction in waiting time, radiological exposure and health-care costs.
Discussion and conclusions: although almost 100% of the patients attending the traumatological Emergency Services after a simple forefoot or ankle sprain do turn up at the Radiodiagnosis Service, less than 15% do evidence clinically relevant fractures. The first few studies applying the Ottawa Rules point out a 30 to 40% reduction in the number of radiographies. In our own centre, this reduction would have been almost 80%. This does but emphasize the importance of a directed physical examination, complemented by a plain X-ray. We therefore consider the Ottawa Scale to be a useful and simple clinical guideline that should be kept in mind and followed by the Emergency Traumatology Services in our country.